A los seres infinitos, infinitas cuestiones...
viernes, 15 de diciembre de 2006
Innecesarios
lunes, 13 de noviembre de 2006
Angustias, de vuelta, en la mente
domingo, 15 de octubre de 2006
Entre un despojo y una riqueza
Una sola vez, hubo un hombre inmensamente rico. Sus ropas eran totalmente de joyas, enlazadas en un haz de los más finos linos de sus tierras. Su caminar era todo seguridad, paseando por sus hermosos jardines, que, a extraordinaria diferencia de otros hombres de dinero, cuidaba él mismo...Su mansión no acababa al mirar el horizonte, cuando se daba uno vueltas y vueltas en nosotros mismos, ejes de nuestro andar. Tenía caballos y camellos, liebres, gallineros repletos, gansos, vacas y ardillas, además de palomares y gorriones pecho rojo. Nunca se pavoneaba de tener cosas ante los demás, sabía que el sólo mencionar su nombre bastaba para inspirar respeto. Su nombre. Su sello. El que le dijeran señor era sólo costumbre, no cortesía. Pero nunca lo cansaba la vista de sus bienes materiales, porque además, era inmensamente rico en su interior.
Inmensamente pletórico de bienes era este hombre. Daba las gracias por nacer, por respirar, por ver, por tocar suavemente el agua de las charcas. Daba todo de sí, y a cambio, recibía el quíntuplo, diez veces, cien veces más de lo que salía de sus manos de hombre rico.
Un solo día de un año cualquiera, este hombre poseedor caminaba por los pueblos cercanos a su hacienda, dando pasos cansinos, porque a pesar de tenerlo todo, a su haber, sabía que el tiempo no pertenecía a nadie y la vejez lo consumía silenciosamente. Caminaba y caminaba, quizá de ida, o talvez de regreso... miraba con tranquilidad todo a su alrededor. El cielo era diáfano, adornado con pinceladas juguetonas de nubes... atardecía, mientras su paso aceleraba por la cercanía de la noche y sus fríos, sus dolores, sus tragedias, quizá invenciones del juglar, pero bien atendidas por gentes tan adineradas como él... como dije, quizá volviera, quizá iba a alguna parte, lo cierto era que paseaba sin mayores preocupaciones por las tierras pedregosas, aspirando el aroma a movimiento que exhalaban los pueblos, las lejanas travesías, los mercados, los templos, el desierto y el finísimo canal que sustentaba con agua la vida de los reinos.
Iba en su trayecto, cuando una mancha informe atrapó su vista; la vio de pronto, si no hubiese reparado en el suelo en que transitaba, no la hubiera visto... se acercó curioso, mientras un vaho pestilente se hacía familiar a sus entornos. Cuando por fin lo tuvo a sus pies, se horrorizó: una liebre, en su corrida diaria, no pudo escapar al infortunado choque con una carreta de diligencias, y había sido aplastada sin misericordia... El hombre debió, mientras, hacerse a un lado, porque un carruaje de otro hombre rico pasó velozmente por encima del animal, aplastándolo aún más... los restos quedaron completamente sucios e inútiles, pensaba, y se disponía, por un a llamada interior de respeto que no lograba explicarse, a tomar con la punta de los dedos el trozo de liebre para lanzarla lejos, cuando una sombra en las cercanías le detuvo. “No se os ocurra tirarla”, le imploró desde su sitio, y el hombre rico miró y miró hasta que dio con un hombre desaliñado, sucio, el más pobre de los pobres que hubiera visto en su vida. “Pero, mírala, hombre, y date cuenta que está destrozada e inservible”. “No señor, dijo el pobrecillo, ésta es una liebre, parece un conejo, muy grande además, pero no es un conejo...”. “Y entonces, ¿Para qué la quieres?”, le cuestiona el señor... “No lo ve, ¿Verdad?... Es mi cena.” Y acto seguido, cogió al animal por una pata que todavía tenía su forma, se la llevó al hombro y se fue, despareciendo por los pastizales que orillaban el camino... El hombre rico quedó completamente sorprendido, y apuró el paso de regreso.
Cuando por fin llegó a su mansión, se sentó en su riquísimo sillón bordado, con la mente en nubarrones turbios y pensamientos que se agolpaban...
“Un conejo, pero que no lo es”
“Pero... ¡Qué tonto y qué pobre he sido en un instante!” se dijo, “La única riqueza de este hombre era un despojo del camino... y lo era todo para él.” Y su mirada se detuvo por un instante millonésimo en la vaguedad de sus bienes, en el peso de su ropa y en lo efímero de su importancia...
¿Cuál es la perspectiva de las cosas que realmente vale? ¿Qué mirada es la verdad? ¿Cuáles ojos están tan limpios, que todo haz de luz se muestre desnudo de interpretaciones?
Así se cumple el fin de toda filosofía: el total de las respuestas equivale a la única respuesta. La riqueza de uno realza la pobreza del otro. La mirada de uno se contrasta a la verdad de la mirada ajena, pero siguen siendo respuestas a las preguntas...
P.D.: Tu ejemplo, lo modifiqué un tanto, pero creo que parte de su esencia no se ha perdido. Para el resto que lea esto, quiero hacer saber que no es una invención totalmente mía, sino el fruto de la impresión de otras sabidurías humanas... Sabiduría que agradezco tener el placer de haber conocido.
viernes, 6 de octubre de 2006
Soledad...como un nombre, una sensación
sábado, 23 de septiembre de 2006
Nada se le parece
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Oh! otra vez... me falto un poco más de tiempo, y ya lo dominaba. Rencores pasados, un poco menos poética que antes, pero más tranquila. Ya empezó la primavera, pero lamentablemente, no es signo de amor a raudales, ni flores, ni chocolates, ni nada....
Tuve que irme de viaje, para poder atrapar el último suspiro de humanidad que salía de su boca, talvez no lo volviera a ver con estos ojos... Terminé sentada en la vereda, con la cabeza entre las rodillas, fabricando gotas de mar... ¿Por qué no me dijo antes?¿Qué creía, que yo lo iba a esperar en una silla, en una mesa, a que pasaran los meses, y yo tuviera que enfrentarme a la locura?
Sonaban sus pasos siempre, como si pisara un piso de maderos... llevaba un cafe, que a su andar, caíase por los bordes de la taza; iba rápido, pero no tenía prisa. No miren hacia las ventanas, sientanse en su casa, tomen lo que quieran y no respondan el teléfono. Justo cuando vienen los sueños, el mundo se me cae encima y los hace mil trocitos dolorosos, punzantes, fatales, en mi blando cuerpo. Te llamaba, te imploraba, gritaba al cielo y el viento sordo me respondía... te hacías lejanía, se borraron tus huellas digitales, quizá la última noche de la vida se fue conmigo y no lo supusiste... me enfermé de sordera espiritual, raras veces domino la impureza, desde entonces. Me siento liberada de la libertad, presa de no saber a donde ir con tanta libertad. Me abandoné, te abandonaste. Nos abandonamos, sin querer, el uno al otro y a sí mismo.jamás nos volveremos a ver, si es que te vas de esta forma y te disuelves como lo que siempre soñé que eras...
Caras largas, fin de la fiesta.
Orgullo por los suelos, una cuerda que no supo atornillarte.
- en una sala oscura, 1889
viernes, 15 de septiembre de 2006
Para quien se mostró real a mis ojos
- En otra casa, 2006 somos libres al escribir
martes, 5 de septiembre de 2006
Norte/Sur/Este/Oeste
Me he clavado una estaca en el costado izquierdo de mi vientre... me quedan, por lo más, unas dos horas más... casi ni puedo respirar, y sale aire en vez de la roja hilera que me ha llenado desde dentro, hace mucho tiempo.
IIIII I II III I IIIII I II I IIIIII III II II 256 75 8 9 4 6 2 34 6 1 6 9 1
retroalimentada por dentro y descartados todos los sistemas de escape.
¡Auxilioooooooooo!
- Aqui, solamente aquí.
lunes, 21 de agosto de 2006
Segmentos de desesperación
Siempre que se visita este lugar, ampliamente promocionado por mí, su autora, se ven escritos de diferentes fechas, lugares, motivos, queriendo demostrar (a veces creo que forzosamente) que me la puedo escribiendo ideas muuuy bien dichas, muy poéticas, preciosos juegos de palabras. No es falta de modestia, es que ya me cansé de escribir por escribir y hablar muy lindo porque mi actuar y mi pensar interno nadie lo conoce y, sinceramente, no existe un ser vivo y conciente que pueda asegurar firmemente que sabe cómo es que veo lo que sucede en mí o en mi alrededor... me siento ridícula, y lo peor de todo es que no me da ni un gramo de risa. Ni de paz.
Tres semanas. ¿Casi... 21 días? Diría que completamente 21 días.
Y quizá me dure el resto de la vida... veo la tele (gracias a Dios), a veces las noticias se salen del aparato y se mezclan con los muebles, pero pretendo siempre ignorarlas, porque nunca me ha faltado ni paz ni pan; siempre existe en mi vanidad secreta algo de indiferencia y laxitud, me incomoda enormemente ser solidaria con mi trato, finjo la mayoría de las veces que me gusta el lugar y la ocasión en que me encuentro... aunque suele pasarme que igual llego a encariñarme con lo que hago, siempre existe una especie de dependencia que me enferma de a poco, como un simple resfrío... siempre cedo ante el mundo, como dicen. Le tomo el ritmo, e imagino un futuro muy bello en que, con o sin maldad, más la primera que la segunda, todo sale bien, amo y soy amada (por un hombre), la gente me respeta o me teme, lo que no es halagador de ningún modo, nadie puede pisotear a otros... y no me he detenido a plantearme mi presente, que es justamente lo que tengo acá, en la cara, riéndose de mí y mis sueños, porque sé que cuanto imagino nunca se cumple... la guerra allá en medio oriente, como un desorden lejano, a la vuelta de mi pieza, quizá cuántas razas no se han enfrentado por supuesta superioridad, derechos reservados, intereses, un asco a más no poder y yo aquí me muevo por la casa, no me despego madrugando del Internet, mandando misivas cariñosas, frecuentando sin frecuentar, entiéndanme, sus páginas... me deshago en banalidades y no he concretado todos los proyectos que tenía para mis vacaciones... el presente, mi vida, la juventud, se me escurre lentamente, mientras filosofo acerca del amor y sus múltiples artificios milagrosos, mágicos, sálvese quien pueda de esta locura de no poder dejar de pensar que acabaré siendo o una psicópata demente perseguida y enferma, y que mi mal humor soy yo simplemente, una malvada incapaz de ceder ante la indiferencia y la gran capacidad de rencor que tiene de albergar mi corazón... acabo de ver pandillas de Nueva York, y me asalta la gran duda ¿No es maravilloso este mundo de orden machista?¿No es maravillosos que sean virtudes de un pueblo el alzar un puño y herir, de lanzar voraces palabras hacia una persona?¿No les divierte acaso que sea mejor prohibir fumar que beber en exceso, siendo que esa repugnante acción sólo nubla el espíritu? tampoco hablemos de nuestra mentirosa solidaridad, me acuesto con ella y ¡Me levanto a las tres de la tarde! no hago nada por el bien común, nada... nada de nada... ni un poco, nada de nada... voy a regresar a la universidad y creo que ese lunes comprobé que ante cierta gente no soy capaz de dejar a un lado mi pánico al fracaso. Ya me resigné: nunca seré una buena amiga. En serio.
Si de verdad importa, no me consuelen... mis padres me adoran, no tengo enfermedades físicas ni mentales (aparentemente), por eso busco desesperadamente una explicación a mi mentirosa forma de actuar ante todos. Soy una farsante nata. Lo que me devuelve el espejo no es la mejor cara que le doy, es un resultado de pugnas entre mi mala autoestima y la realidad...
Cuando verdaderamente pueda reconciliarme con mi crisis, les escribiré poesía... por ahora les doy quien soy, el lado que conozco eso sí...
- En El Túnel de Sábato, 2006.
sábado, 12 de agosto de 2006
Bésame desde tu interior
jueves, 3 de agosto de 2006
Luego de pedir un invierno aquí...
Reapareces por todos lados... Me haces temblar las piernas cuando hablas, iniciando frases que siempre suenan bien, que combinan con el color del viento. A veces no sé si eres real o pareces un espejismo de dudas y deseos de tener a alguien en quien pensar... tan sólo habla cinco segundos, y este huracán cambia de rumbo no siendo siempre la dirección del terror la que me impulse a destruirme, saber que siempre puedo ser mejor o peor sea cual sea la circunstancia... no me lo podría dimensionar así, sin proponérmelo... y creo que pienso en ti lo innegable, más allá de lo indispensable, día tras día, por si no lo sabes... Quisiera ser, más allá de lo que soñaste, una especie de capullo a la soledad, para deshojarte sin medidas, conociéndote tal y cual te veo desde lejos... Quisiera saber por qué sonreía la luna si era el sol el que bailaba entre las nubes; porque eras nosotros amigos como siempre, pero yo tu amante entre la niebla... Por último, quiero contarte que desde que viajé, que me ausenté, que los árboles dejan sus hojas caer sin piedad... Entonces, pídeme que vuelva... así, por cuanto la Luz traspase las nubes, serán los dedos de Dios... adornemos la primavera... enamórate de mí... o seguiré ausente... Eso es lo que te pido.
- Bruselas, 1985
martes, 9 de mayo de 2006
Nadie estaba despierto aún...
Cambié de lado la cama de la paciente, por si aún recogíamos de ese procedimiento el poco y nada de material que necesitábamos para denunciar. Se lo llevaron todo. Incluso, la familia misma me prohibió acercarme a ella después de años de confianza e intimidad... era más, muchísimo más que una hija para mí: era mi trabajo, mi vocación, el aire gastado y las ropas mojadas de lluvia. Yo era el único ser a quien aceptaba coger la manita, por eso me impresiona saber que es vez, cuando más pude ayudarla, se me negó toda maniobra.
Lunes, catorce de mayo, 1942. Fue imprecisa la información. No estaba levantada para fugarse; la vistieron y la amarraron deliberadamente, no sabemos para qué. tenía las manos enjugadas en flúor, como si el preparado bucal se hubiera volcado en ellas; que después de amarrarla, le hicieron lo que fuera que hicieron, es mentira... ya estaba dañada de antemano. La enfermera encargada no supo ni escuchó nada, porque dormía el único desfase de turnos que le permitía dormir de noche. La pobre muchacha, no sabemos cómo llegó a ser la única víctima, si son cuarenta niñas...
Amaneció... de repente no se sabe cómo parar las manos... una sola vez pude, pero enredé mi cabeza entre las piernas y apreté y apreté los dientes hasta que senti una astilla entre la lengua y el paladar... que bueno que nadie me vió... que bueno, que ni lo sintieron siquiera... porque o sino se hubieran encontrado un desorden que nadie puede retener; la niña apenas pudo siquiera proferir un quejido sordo, y no se movía ni un tanto. Fue impresionante, una nube roja encegueció mi semblante y terminé totalmente con ella... ni una mácula, perfectamente maniobrado...ya a las tres y media me escapaba por el tejado, con una gran bolsa con sus fotografías, el candelabro de plata y el pequeño relicario que me gustaba tanto en las niñas pequeñas... qué pena por la enfermera, la tuve que amarrar nada más para que esa mujer no supiera nada si se despertaba antes... para que pareciera algo menor, a lo más un robo con fuerza... por eso arranco desde donde estés, para que si me atrapan nadie encuentre vestigios de nuestro secreto, niña de catorce... me llevé tambien sus pantalones de color beige, con estrellas en los bolsillos traseros, esos que usaban todas al momento del paseo dominical... ya nada pesa, porque lo hice y nadie puede pararlo...
Ahora, de pronto, como si el cielo se volviera a abrir, los ojos de la niña vuelven a tener vida, casi por un momento pareció tragedia, fue hace tanto que ni creo que lo recuerden las enfermeras de entonces, ancianas hoy... la niña crecio y creció, cristalizó sus penas y volvió a vivir su vida. Nadie encontró culpables, porque además, la guerra civil destruyó lo poco y nada que podía servir. Pero no importa, quizá si le sucede a otra ahora sé se podrá hablar de todo... ya nada es mejor, a pesar de todo... para mí...
Barcelona, 1975
lunes, 8 de mayo de 2006
Para cualquier persona; incluso tú, que no estas ya...
lunes, 3 de abril de 2006
Último escrito por amor (Llueve y es mejor que el sol)
viernes, 17 de marzo de 2006
Catarsis emotivo-transparente
lunes, 6 de marzo de 2006
Llueve y es mejor que el sol (IIª parte)
En Casa, 2006
jueves, 16 de febrero de 2006
La sombra de las mesas... historia inconexa II
- Me conformo con saber que de alguna manera he satisfecho lo que he deseado (lo más sutil)
- Muchas planificaciones han llegado a meta
- Y todavía me quedan ánimos de seguir planificando, lo que uno de estos dos hermanos, casi una pizca de hermanos, no tiene...
lunes, 6 de febrero de 2006
Listas de espera... Historia inconexa I
Dicen que "todavía quedan restos de humedad..." ¿Será posible? Cuando enfermó José Patricio, Carmen no supo estar en el lugar preciso, a la hora precisa, justamente porque perdía su vida en buscar el cómo hacer bien las cosas, por fin. Con diecinueve en la piel, y más de mil en la memoria, Jocho no quería partir tan pronto, y luchaba como un titán, al compás de las malas nuevas y a merced de una bestia, como lo era el servicio en que estaba su familiar más cercano: el hermano Fabián. Cuando chicos se empecinaban en pelear por cualquier cosa, dando rienda suelta a la locura reservada en una casa de gente bien; ahora se encontraban a escasos metros de cercanía, y era lo que Jocho más quería... pero lo que Fabián no toleraba que hurgaran. No eran los típicos llorones que suelo ahuyentar cuando cuido niños, dice Magnolia, su madre en común... Pero la causa real por la cual Fabito no miró este último tiempo a su mejor amigo que jamás encontró, fue Carmen. No era un mal de amores, ni nada parecido, sino la irrupción de una presencia anexa a la familia, para casarse.
-¡Casarte, bastardo!
- Lo que oyes... la conocí en la universidad, hace seis meses... me redefiní en mis asuntos y por hoy...estoy enamoradísimo de ella...
-Eres un hermano traidor.
-¿De qué hablas? Hace mucho tiempo que ya no somos los mismos de antes, y deberías dejarme un espacio para mí. Estás demasiado enfermo como para angustiarte... No porque me case dejaré de ser tu hermanote...
-Ya olvidaste nuestro problema...
Simple y llanamente, Fabián deseaba arrancarse de los agujeros negros que se abalanzaban sobre ambos. Porque el que cayó primero fue Jocho... Y Carmen no merecía saber el porqué. no merecía ver la suciedad, el abandono de los padres de ambos, el incesto fraguado, las intrigas de Magnolia, que se las arregló para debilitar la unión que endulzó su niñez... Carmen además...
-¡No hables así de mi futura mujer!
- Parece ser que no la conoces tanto, Fabián. Es atolondrada y desubicada. Y justo vino a aparecer cuando tú ya asumes tu infierno, conmigo...
-¡Aquí no hay más que una imbécil y evitable equivocación de nuestra parte, hermanito, porque yo estoy moribundo, y tú, apunto de agrandar el espectro de sangre!
No pretendí contar una desgarradora historia con un final espectacular, porque la vida no se detiene en la palabra FIN. Pero talvez, si en otra ocasión logramos abrir ese desorden, haya en esto una salvación pronta y milagrosa, y ambos hombres sepan colocar a Carmen lejos del cadalso.
Rosarito, Argentina, 1988