miércoles, 16 de enero de 2008

Una condena agradable...

La vida se vacía y tú no estás aquí... El norte se vuelve sur, todo gira, sin cesar y sin avisos. Me latía el corazón a un ritmo cada vez más leve. Me devuelve el aire con los gritos que traté de expulsar desde el sucio fondo de mi vida. Me faltan las putas palabras para describir las angustias diarias, el llorar secamente, dar las caras largas a todo el mundo cercano, cada vez más lejano, y que me voy metiendo en mi individualidad, sin parar de preguntarme ¿Por qué no me siento libre de amar, de sentir, de hacer lo que hago, hacemos, y estoy siempre atenta a lo que vaya a suceder? las semanas que están pasando desde que te vi por última vez son una prueba cada vez más pesada, a veces me siento niña otra vez, y necesito a mi mamá para solucionarme las cosas. Nadie tiene todas las respuestas, menos yo. Es por todo lo que damos, que necesitamos recibir amor. No digo que sea un dame-doy, pero si no existe algo más allá de palabras, lejanas, constantes pero a goteo, no puedo estar esperando a creer lo que me digan. Soy infeliz, y no sólo sea el amor el que me tiene encadenado a una enfermedad casi mortal, sino por todo lo demás de este planeta, y Dios me trae más y más cruces, parece que ando medio echando a morir el alma. Estoy pensando en algo bastante estrambótico. Conozco a muchas otras mentes en cuerpos comunes y corrientes como el mío, y sé de algunos seres capaces de desviar mis anhelos fugaces de que todo esté al paso. Esperar y esperar, las horas se comen mi estómago. No tenías que pedir disculpas. Ese "¿te molestaría?" me venció. me descargó una potente lanza de veneno, que se fue desde mis rodillas, hasta el pecho. Y me cuestiono ¿por qué tengo que ser tán débil, tan suceptible, tan hormonal?... tan fértil... un corazón tan indomable, tan duro y frío, dentro de un cuerpo hirviendo, lleno de desesperaciones diarias, y que se afrontan siempre de las peores formas. Cualquiera puede adueñarse de mi temperamento, pero amar es algo tan profundo, tan distinto. Que somos volátiles, cuales plumas al viento. Que ocultamos nuestra naturaleza, y al mostrarla, hombres que saben lo que no ven pueden concluir lo que imaginaban. Una locura igual, tras la cortina de la desvergüenza y el hastío de hacer el deber y sólo lo decoroso. Si somos de barro, ¿Quién nos convierte en vasos de cristal? Justo al medio de la copa, un rastro de rojo vino que ante la mano adquiere calor y dulzor. Si no me tocas, ni me escuchas, si no celebras lo que respiro, los suspiros de mis ojos, el agua vaciada en mi cántaro... ¿Esperas que escriba sobre ti?. Si aparte de condicionar el baile de mis pies, te enojas y te vas ¿A donde me quedo a morir? Te estás perdiendo el oro y la plata por tu seguridad ignorante de tener los pies siempre puestos en las cosas del hoy, que un mañana se que avalanza vertiginosamente, y yo ya lo estoy viendo bajo una sola sombra... la mía... //////////////// somos libres al escribir