lunes, 3 de marzo de 2008

Carta a Don Fabio

Don Fabio: ///
No somos seres celestes, me doy cuenta. No somos siquiera seres normales, sino una maraña de secretos que a simple vista no tienen razón de existir. Ni de mencionarse. // ¿Por qué nos conocimos demasiado tarde? ¿Desde cuando el tiempo fue de la manera en que nos mostró su naturaleza, siendo amigos desde mucho, muy amigos hasta hace poco, y un amasijo de pasión unos días atrás?// Hubiera preferido un encierro de mil años de vida en la cárcel de Alcatraz, que estar en el aprieto de no volverle a mirar a los ojos, de envolver mi vida en lo cotidiano, para dejar de pensar que algo de su interior sigue pensando en mí... quizá, en otras vidas, para vivirlas, del amor que hubiéramos gozado a todas anchas, sin escondernos, sin avergonzarnos, sin daños a otros, quienes nos esperan en casa, para leer en nuestros ojos la dicha de haber elegido por obra y gracia de nuestro intelecto.// Señor Fabio, estoy completamente segura que en su vida hay una grieta, calando hondo en sus huesos, desde que nos conocimos, y que yo, infinitamente ingenua, no me di cuenta que también la poseía, antes que usted. Y que necesité ser imposible de obtener a la luz del sol, para que despertase de mi idílico sueño, lleno eso sí de llantos y esperas, angustias y desilusiones, y una gota del venenoso zumo de Baco, para involucionar hacia mis deseos. Sus ojos, impenetrables sendas hacia la selva amazónica, desesperadas jornadas que halla llevado hasta aquí, cerca de mí, aún sin amarme ni pensar en quien soy... //Un lámpara apagada, y la noche llega a merced del sol. El hombre se levanta de su cama, dispuesto a remecerse el hastío y el sueño, pronto a seguir las rutinas milenarias. Ve a su lado, y una silueta sinuosa y profundas curvas estremecen su curiosidad.//¿Quién soy para hacer el milagro de la noche? Toma la materia desde donde proviene la silueta, y se convierten en uno solo, otra vez. Una tras otra, las voces van desgarrando el aire circundante, limpiando la atmósfera del odio, vertiéndose elíxires y fragancias indisolubles// He vuelto, Señor Fabio. He dejado un camino hacia mi locura. He vuelto de nuevo a ser yo misma, y a entende que lo nuestro es sólo un espejismo en medio de la solitaria reunión de las gentes de toda época, al calor de la noche, bajo el farol de la ignorancia y el silencio obligado.
Me temo que si le vuelvo a ver, moriré de dolor. Y usted seguirá su curso. Y eso es lo que más me aterra.
Desaparecer.
Escocia, 1981
somos libres al escribir

miércoles, 16 de enero de 2008

Una condena agradable...

La vida se vacía y tú no estás aquí... El norte se vuelve sur, todo gira, sin cesar y sin avisos. Me latía el corazón a un ritmo cada vez más leve. Me devuelve el aire con los gritos que traté de expulsar desde el sucio fondo de mi vida. Me faltan las putas palabras para describir las angustias diarias, el llorar secamente, dar las caras largas a todo el mundo cercano, cada vez más lejano, y que me voy metiendo en mi individualidad, sin parar de preguntarme ¿Por qué no me siento libre de amar, de sentir, de hacer lo que hago, hacemos, y estoy siempre atenta a lo que vaya a suceder? las semanas que están pasando desde que te vi por última vez son una prueba cada vez más pesada, a veces me siento niña otra vez, y necesito a mi mamá para solucionarme las cosas. Nadie tiene todas las respuestas, menos yo. Es por todo lo que damos, que necesitamos recibir amor. No digo que sea un dame-doy, pero si no existe algo más allá de palabras, lejanas, constantes pero a goteo, no puedo estar esperando a creer lo que me digan. Soy infeliz, y no sólo sea el amor el que me tiene encadenado a una enfermedad casi mortal, sino por todo lo demás de este planeta, y Dios me trae más y más cruces, parece que ando medio echando a morir el alma. Estoy pensando en algo bastante estrambótico. Conozco a muchas otras mentes en cuerpos comunes y corrientes como el mío, y sé de algunos seres capaces de desviar mis anhelos fugaces de que todo esté al paso. Esperar y esperar, las horas se comen mi estómago. No tenías que pedir disculpas. Ese "¿te molestaría?" me venció. me descargó una potente lanza de veneno, que se fue desde mis rodillas, hasta el pecho. Y me cuestiono ¿por qué tengo que ser tán débil, tan suceptible, tan hormonal?... tan fértil... un corazón tan indomable, tan duro y frío, dentro de un cuerpo hirviendo, lleno de desesperaciones diarias, y que se afrontan siempre de las peores formas. Cualquiera puede adueñarse de mi temperamento, pero amar es algo tan profundo, tan distinto. Que somos volátiles, cuales plumas al viento. Que ocultamos nuestra naturaleza, y al mostrarla, hombres que saben lo que no ven pueden concluir lo que imaginaban. Una locura igual, tras la cortina de la desvergüenza y el hastío de hacer el deber y sólo lo decoroso. Si somos de barro, ¿Quién nos convierte en vasos de cristal? Justo al medio de la copa, un rastro de rojo vino que ante la mano adquiere calor y dulzor. Si no me tocas, ni me escuchas, si no celebras lo que respiro, los suspiros de mis ojos, el agua vaciada en mi cántaro... ¿Esperas que escriba sobre ti?. Si aparte de condicionar el baile de mis pies, te enojas y te vas ¿A donde me quedo a morir? Te estás perdiendo el oro y la plata por tu seguridad ignorante de tener los pies siempre puestos en las cosas del hoy, que un mañana se que avalanza vertiginosamente, y yo ya lo estoy viendo bajo una sola sombra... la mía... //////////////// somos libres al escribir