lunes, 6 de marzo de 2006

Llueve y es mejor que el sol (IIª parte)

El Grito // Edvard Munch (1893)
¿Recuerdan lo que les conté de esa pesada y lastimosa lluvia? Hubiese deseado no recordarlo todo... impuro es un recuerdo que no se digna a limpiarse de rencores, dicen por ahí ¿Será todo verdad, o no?
Patrimonio del espíritu es el propio querer... si hubiera respirado un poco más hondo, caminado más baldozas contigo, amor secreto, si hubiera esperado tu lento y sosegado tren... nos habríamos amado al modo de un candado. Si no hubiera corrido despavorida tras una de tus cometas desobedientes, te estaría abrazando con mis manos y mis dos piernas de marfil quebrado... el propio mundo se ríe de mí... cada vez más dulce es el sabor de esos vinos añejos, tomados a solas, de los vicios y decadencia humana que entra por mis venas, transfusión de tu vida...
Llueve bajo mi casa, la lluvia ha entrado a servirse mi comida, pero ha peinado mi cabello, cual muñeca retorcida (respetando sí, el devenir de las horas que la sacarán a empujones de arcos y nubes, una vez que despierte al sol); Todos ven en mí un cielo claro y la tierra recompuesta ¿No ven que levito sobre pantanos? ¡No ven que me ahoga el aire!
¡Esto no es broma!He vivido los últimos meses invadida de dolor y luto, muerte tras muerte, mientras la lluvia se acerca por fin, ya que es su tiempo...Te espero en cada visión, cada canción, muero por revestir mi cuerpo de tu incontinencia; te espero como lo he hecho desde que te comencé a amar, y lo peor de toda esta tragedia es que el mundo va tan de mal en peor que te perdí y sigo en la metástasis de no parecer sentimental, peor, de no ceder en el intento de configurar mi estado de ánimo...
Es mentira que alguien como tú se puede olvidar tan fácilmente...

En Casa, 2006

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