viernes, 8 de enero de 2016

Sin pedir perdón y sin que me lo pidan

Este no es un manifiesto. Seguro.
Es una reflexión profunda y sincera, que pocas veces tengo la oportunidad de hacer ahora YA y sin inhibiciones.

Fueron 4 lindos, maravillosos, fructíferos años. No puedo desperdiciarlos ya que son parte de mi adultez y me acompañaron en la búsqueda de mi propio yo. Fui muy feliz. Conocí muchas personas importantes HOY. Recorrí lugares que no podría haber conocido sin esta relación.
Que se haya terminado, por las razones (estúpidas, a decir verdad, pero no inválidas) que le hayan dado lugar, es otro lío. Yo ya tenía demarcado un fin concreto, sin ideales, solo un punto de llegada más concreto, más estructurado, siendo utilitaria, esperando el fin de algún proceso personal y tan practico como es adquirir un titulo, terminar un circuito. Y luego, como un agridulce premio a su esfuerzo y a sus estériles sueños, dejarle ir. Desgarrándome de dolor en su momento, con la sensación de resignación casi pegada y a casi semanas del fin, sin saberlo.

No por quererlo menos. Sino, ya que es necesario decirlo, por quererse a una misma. Y detectar no solo que algunos defectos o irregularidades no son admisibles ni de broma. sino por la secreta convicción de que el infierno se avecina si uno las acepta como parte de una vida futura. Amé muchísimo, defendí cosas importantes de verdad, sin ceguera amorosa, Fui lo más objetiva que pude, enamorada y desenamorada al mismo tiempo, sopesando lo que me mostraba la vida, críptica siempre conmigo. Muchas cosas pasado en frente de nosotros (palabra que solo puede referirse a un pasado que ya no puede ser presente). Proyecté mi futuro con este amor, con más esperanza de la que merecía, no por las razones del fin, sino por lo bueno que siempre ha de sacarse a la luz.

Y no sé, no logro entender lo que siento hoy. No es indecisión. Ni siquiera tengo inseguridad en lo que tengo en mi va en este minuto.

Tengo a un nuevo camino en frente, de frentón fuertemente arraigado al aire y al mismo tiempo, sostenido a la tierra. Y aunque no quiero, comparo. Y ya no sufro. No quiero pensar que sea frialdad o indiferencia. Pero dolorosamente, por el inicio de esta, mi carta eterna, creo que tal vez ese amor ya no lo era, era la ilusión de necesidad de algo que uno no debe necesitar, debe disfrutar como un regalo sin razón calendaria. No lo sentía ya mío, y lo externo, era insoportable. Las rutinas, obligaciones, eran un tedio en mi corazón, sin poder evitar sentir esa sensación. Me debería dar vergüenza no haber reflexionado más, herido menos. Siento que podría haber perdonado por pura educación, pero no hubiese sido sincera.

Amé profundamente. Amé hasta que mi corazón se rompía y volvía a regenerarse. Fueron 4 años tan cortos y largos como merecieron ser. Y se terminaron, de forma total.

Y ya no hay vuelta. Es horrible. Pero aprendí la lección. Nunca es posible evitar sufrir. Porque cada amor es diferente. Por mucho que los humanos se parezcan.

Gracias por aceptarme!!! Y gracias por dejarme sacarte de mi vida de la forma en que estabas. Porque ya no puedo hacerte más daño. Saldremos cada uno por su lado adelante, no importa el método ni el tiempo. Esa certeza es tan pura como la fe que tuve en ese amor ya terminado,

Que seas feliz, aunque no sé como estés ahora. Es lo que puedo desearte en forma total.

Milton, Inglaterra. 2016.-


somos libres al escribir

No hay comentarios.: