Eran las dos y media. se sacaban la ropa lentamente, mientras corríamos hasta las oficinas interiores. No se daban cuenta de los intereses externos. Sólo sabían que sría la única vez que se podrían sentir cercanos en ese sentido, cercanos, piel a piel, rozándose en un frenesí. Ella agradecía al ser que albergó la vida que hoy le daba esas caricias, esos besos, esos empellones de agonía./es increible, que lo piense y cada vez me convenza más que todo esto debió pasar, y simplemente, porque si no hubiera tenido el valor de referirme sólo por ser al tema, estarías en otras cosas, quizá nunca te hubieras fijado en mí como la mujer que soy, fea e imprecisa, pero mujer al fin y al cabo... porque realmente no puedo dejar de pensar que te agradeceré eternamente haberme tocado como lo hiciste, por fugaz y efímero que fuera tu abrazo, por lo nada de compromisos que se arrastrase hasta aquí.../ simplemente necesitó proponerselo, y ella se preguntó cuál era realmente la idea que le había tocado decir hace tantos jueves atrás, cuando el frío impedía ver la piel en su tono natural. Sus ojos claros, sin caer en fetiches, siempre le habían parecido algo interesantes, pero nunca habían sido parte de esa obsesión que cada día, en cada segundo, se le introducía por todos los poros. Sin misericordia. Placer después de todo. Placer. Una instancia solos. Sin cómplices realmente, porque nadie era aún al tanto capaz de saber que hubiera sucedido en donde estaban, moviendose como nunca antes, y nunca después. Sin decirse nada, por inmadurez él y por aguantarse la vulgaridad ella./que mirada tan abasalladora tienes, hermosa, preciada, clara y brillante... una sonrisa enfermizamente cautivante... unas manos horrorosas, pero firmes, acariciadoras, misericordiosas en todo aspecto... te amo... y nunca lo sabrás.../se colocaron sus ropas después de todo, y cada cataclismo se encerró en cada baúl, los ensueños se esfumaron como vaho de amanecer.
Ya no había más nada que hacer, ni que decir...
Para cuando volvimos, como dos semanas después, la noticia nos dejó lelos. Había sido una tragedia. Lisa y llanamente, no se sabía porqué las persianas habían sido destrozadas, las ventanas altas quebradas, y se escuchaba sin encontrar la fuente una música estruendosa. Tuvimos que sortear los obstáculos de una mueblería desperdigada por los suelos, para fijar los ojos en el horror.... su cuerpo ya no tenía la forma humana que siempre había valorado. Era un amasijo de huesos, músculos a medio podrir, y la vista fija hacia el cielo, con una mirada de espanto eterno.
Se había lanzado al vacío, y creemos que sólo fue porque dejó de existir lo que tenía sentido para los dos.
Simplemente Jaque Mate.-
somos libres al escribir